lunes, 2 de noviembre de 2009

RUTA I ANIVERSARIO RUTAS PITUFAS By Tsien





Hoy era un día muy especial. Hace ahora un año, una loca idea surgió: la de hacer rutas que pudieran ser asumibles por los que se inician en el MTB.

La ocasión se merecía una ruta que encarnara los valores de lo que se denominan Rutas Pitufas en la extensión dela palabra: fácil, bonita y divertida.

La ruta propuesta tenía todos estos alicientes y por eso no podía más que resultar un exito.

A las 9:00 un avezado grupo de jinetes había quedado en la estación de metro de Alcorcón de Vilumbrales (antiguo Alcalde de Alcorcón).

Con algo de retraso debido a la exposición vacilona de Papa Pitufo que tiene nueva jaca cartujana de la mejor calidad, nos apresuramos a galopar hacia el comienzo de la ruta.

Papa Pitufo y Fray abren y cierran respectivamente la marejada de jinetes.

Atravesamos la aldea con las miradas inquisitorias unas veces y amables por otras de los lugareños que ven como nuestros cascos patalean aceras y carreteras. Nuestra dirección es el paso de peatones de la carretera de Extremadura, famoso por ser paso de bestias que habitualmente se dirigen hacia la Casa de Campo desde las poblaciones al sur de Madrid.

Poco antes de llegar sufrimos el primer percance: una herradura salta de una cabalgadura.

Apresuradamente la herradura es colocada y dispuesta convenientemente.

Una vez pasado el puente, debíamos tomar el camino habitual. Sin embargo Fran conoce un tramo que, a pesar de no llevar escrito en nuestros mapas evita el cruce con nuestros naturales enemigos.

Pensando que vamos paralelos a la carretera y no nos desviamos del track, apruebo la idea. Sin embargo, parte del grupo no nos sigue y además nos vamos desviando cada vez más. La desviación ha sido Fran-camente divertida, aunque preocupante para el guía.

A pesar de eso, al llegar al punto donde se cruzan los caminos un grupo se ha perdido. Revuelto espolea su cabalgadura y retrocede en busca de los infortunados, que son hallados no lejos del cruce de caminos que había de llevarlos hacia nosotros.

Con menos cabeza que corazón y fuerzas, el grupo continua su camino levantando arena y polvo del camino.

Al llegar a la Ciudad de la Imagen un nuevo despiste de algunos jinetes. Demasiado corazón de nuevo. Atravesamos la Ciudad de la Imagen sin pensar los prodigios que de allí emanan en forma de ondas hacia el eter (La sexta, Telemadrid ...).

Curro Jimenez y El estudiante nos deleitan con un interesante intercambio de opiniones. No es hora de hablar del francés. Tenemos que continuar.

Por fin cogemos el camino que nos llevará hacia los bosques de Boadilla donde nos hallaremos a salvo de las huestes Napoleónicas.

Durante un largo trecho nuestras bestias recorren magníficos senderos plagados de vegetación mediterránea. Los caminos son estrechos unas veces, tortuosos otras. En especial uno tiene una fuerte subida que con cabeza y manteniendo la distancia son subidas por nuestros animales.

Un pequeño paso por zona conquistada para retornar a la paz y quietud de los bosques. Y continuamos los senderos de Boadilla y bordeamos la zona enemiga a traves de angostos caminos, con la mirada de

soslayo dirigida desde sus verdes campos, de los afrancesados que no se atreven a denunciarnos. Tal es nuestro porte.

Es la mejor parte del trayecto, con sus senderitos, caminitos, bajadas, subiditas, en fin de todo. En estas, hemos tenido algunas caidas, afortunadamente sin consecuencias graves.Un punto negativo ha sido tener que atravesar una carretera con bastantes tropas francesas patrullando a lo largo del camino. El día que exploramos el camino realmente no había ni mucho menos la cantidad de franceses de hoy.

La idea es hacer una parada en el árbol caído. Bocadillo de pan redondo y tocino para todos. Este habitualmente es el punto para la foto en grupo, pero esta vez no ha sido así, no ante el arbolito de siempre, sino bajo un pino. De todas maneras nunca se ve el tronco porque queda tapado por la gente...Y es que el que más o menos tiene varias fotos de estas.


Continuamos hacia Boadilla. El que no conozca la ruta puede admirar el palacio renacentista donde se aloja nuestro pintor de corte Francisco de Goya". Quien sabe si en el futuro el eter dará cuenta de este hecho. Allí además tenemos oportunidad de avituallarnos de agua. Tenemos que parar un rato también porque ha habido de nuevo perdida de herradura por parte de un jinete nada más salir del árbol caído.

Hay que continuar y nuevamente se producen escapadas, a pesar de que no quiero marcar ritmos fuertes

para no desligarnos demasiado. Estas lo único que hacen es que la gente que va detrás quede más retrasada aún. Afortunadamente, el camino es sencillo hacia Alcorcón. Ahora recorremos unos senderos

anchos que empiezan con unas subidas bastante largas pero anchas y sin pérdidas, para posteriormente tranquilizar la marcha.

En Alcorcón, Papa Pitufo nos guía hasta uno de los mesones más afamados de la comarca. El sitio y la atención por parte de su cantinero dan fe de lo dicho, incluso a pesar de haber estado de pie las viandas han sido ha sido fenomenal, tapas que aparecían (y desaparecían en las fauces de monstruos hambrientos) por doquier dignas de un prícipe (indignas de nuestro Fernando el septimo).

El trayecto ha sido fenomenal por los caminos recorridos y la compañía de nuestros jinetes.

El mesón y las viandas muy dignas.

Todo ello aderezado con un tiempo estupendo. Destacar la pérdida por arte de magia de las herradura de la jaca de carbono de Papa Pitufo.Y todo ello aderezado con un día espléndido.